07 agosto 2008

"Bailaora" peruana de flamenco Manuela Barrios se abre paso en la propia Andalucía

Lima, ago. 07 (ANDINA).- No había nacido aún cuando sus padres decidieron llamarla Manuela. Un nombre castizo que nunca le gustó sino hasta cuando estuvo en España y entendió que su vida estaba predestinada por el “nombre horrible” que le habían puesto.
Para entonces ya era Manuela Barrios, la bailaora peruana de flamenco que se abría paso nada menos que en Andalucía, la mata de ese españolísimo baile, donde muchos intentan y pocos son los aceptados.
De eso hace ya 10 años. Hoy es una gran bailaora. Probablemente se convierta con los años en una de las mejores del mundo y ha regresado al Perú, en visita corta, para ofrecer una única presentación esta noche en el Satchmo, de Miraflores.

Era un nombre pintado.
–Sí, claro. Muchas bailaoras han tenido que cambiar sus nombres, pero el mío ya estaba listo. Soy Manuela Barrios de principio a fin.
¿Desde cuándo te gustó el flamenco?
–Desde siempre. Nuestra vecina, mi madrina, era hermana de mi madre y gran cultora del flamenco. Lo escuché toda mi vida y cuando tuve 16 años me llevó a ver por primera vez al Ballet Andaluz en Lima. Lo decidí allí, estudié cuatro años con Lourdes Carlín (su maestra en Lima), trabajé, ahorré y a los 20 ya estaba en Sevilla luchando por un espacio.
Fue muy difícil.
–Hasta ahora. Aún me falta mucho por aprender. He tenido la mejor maestra, la famosa Milagros Mengíbar. Ella y Matilde Coral son las más estrictas con la escuela antigua del flamenco, que cultivo. Por eso me esmero en el baile con la bata de cola (que pesa ocho kilos) y el mantón de Manila (otros siete). Trato de ser lo más fiel posible a la tradición. Hasta ahora es difícil porque los andaluces son muy exigentes y elitistas.
Pero has avanzado bastante. Quedaste finalista en un concurso importante.
–¡Vaya experiencia! Cuando los músicos se dieron cuenta de que no era andaluza, no quisieron ensayar; y no tenía dinero para pagar particulares. Tuve que subir al tablao sin ensayo. Quedaron cuatro varones y yo, pero llegué a la final. Se sufre, pero fuerza a seguir. Ya me puedo mover en un nivel alto, creo que soy buena; sé que debo estudiar mucho más, mis maestros apuestan por mí.
¿Qué es el flamenco para ti?
–Mi vida, mi razón de vivir. No es solo un arte. Es un estilo de vida, una disciplina.
¿Cuál es tu reto?
–Poder vivir del baile en Sevilla y, siendo soñadora, quiero ser solista en Sevilla.
Por lo pronto...
–Esta noche en el Satchmo y en setiembre me presentaré en uno de los mejores tablaos de Barcelona, El Cordobés, escenario donde han bailao Belén Moya, Eva La Hierbabuena, Camarón y Farruco.

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